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El Nuevo Herald: Venezuela podría provocar una crisis con Guyana, pero tendría dificultades para ocuparla

Miami (Por: Michael Wilner, Antonio María Delgado, Jacqueline Charles/ El Nuevo Herald/ Foto: Archivo).-   A principios de esta semana, poco después que Nicolás Maduro celebrara una farsa de referendo sobre si Venezuela debería anexarse la mayor parte de la vecina Guyana, los principales asesores de seguridad nacional del presidente Joe Biden ordenaron una evaluación clasificada de los movimientos de tropas venezolanas en y alrededor de la frontera, dijo un funcionario de defensa de Estados Unidos. Maduro parecía estar actuando sobre lo que inicialmente se había visto en Washington como una estratagema política interna. Pronto establecería un comando combatiente para supervisar el territorio, conocido como Guayana Esequiba, y la Casa Blanca quería saber qué tan seriamente estaba actuando.

Varios funcionarios estadounidenses dijeron a McClatchy y al Miami Herald que aún no han visto el tipo de actividad a lo largo de la frontera que esperarían si Maduro tuviera la intención de lanzar una inminente invasión a gran escala del Esequibo, una región aproximadamente del tamaño de la Florida.

Pero incluso si Maduro planeara hacerlo, tomar y ocupar un terreno selvático tan extenso sería un reto para unas fuerzas militares venezolanas que, aunque fuertes sobre el papel, han sido vaciadas de reclutas por los bajos salarios y las escasas raciones de comida.

Sin embargo, podría desarrollarse una crisis que no llegue a ser una invasión, dicen funcionarios estadounidenses.

Una simple operación en la que se desplegara una pequeña unidad de las fuerzas armadas venezolanas bastaría para forzar una respuesta mundial a un acontecimiento que sería ampliamente considerado como una violación de la soberanía de Guyana: otro conflicto más por la integridad territorial, esta vez provocado por un aliado del presidente ruso Vladimir Putin, que lleva a cabo su propia guerra de agresión en Ucrania, y del presidente chino Xi Jinping, que promete imponer su dominio sobre Taiwán por cualquier medio necesario.

Cualquier conflicto armado, a gran o pequeña escala, sería usado por Maduro como pretexto para imponer la ley marcial en su país antes de unas elecciones presidenciales previstas para el próximo año que, si son libres y justas, pudieran poner fin a su reinado. Maduro ha enfrentado sanciones internacionales durante años por su papel en frenar la democracia venezolana.

“Las fuerzas armadas venezolanas podrían tener suficiente equipamiento para hacer algún tipo de demostración de fuerza, pero realmente no tienen los hombres para un esfuerzo serio”, dijo Manuel Cristopher Figuera, general de división retirado del ejército venezolano . “Esto es una farsa; una farsa perfecta para declarar la ley marcial”.

Las fuerzas militares estadounidenses realizaron esta semana un ejercicio militar en Guyana que un funcionario de la Casa Blanca calificó de “rutinario”. Pero un funcionario guyanés dijo que la operación aérea, realizada por fuerzas especiales estadounidenses, se llevó a cabo en respuesta a una solicitud de apoyo militar a Estados Unidos por parte del presidente de Guyana, Ifraan Ali, antes del referendo del 3 de diciembre en Venezuela.

Fue una muestra del apoyo de Estados Unidos a un país que tiene pocos medios para defenderse por sí mismo, incluso si las propias fuerzas venezolanas están mal equipadas.

“Yo tendría cuidado al establecer una conexión demasiado fuerte entre las operaciones militares rutinarias que realizamos en la región y este asunto en particular”, dijo John Kirby, coordinador de Comunicaciones Estratégicas del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, a reporteros en una conferencia de prensa el jueves. “Como he dicho antes, reconocemos el territorio soberano de Guyana, y como hacemos con muchas naciones, naciones soberanas, en la región, llevamos a cabo operaciones y ejercicios según corresponda”.

“Mantenemos absolutamente nuestro apoyo inquebrantable a la soberanía de Guyana”, añadió.

El tigre de papel de Venezuela

La frontera de Venezuela con Guyana, definida por un tribunal internacional en 1899, se extiende a lo largo de 500 millas de ríos y cuencas hidrográficas desde el Atlántico hasta un punto fronterizo tripartito en el monte Roraima, en Brasil.

Lejos de estar militarizada, la región fronteriza está escasamente poblada a ambos lados y apenas patrullada por unas fuerzas militares venezolanas que han sufrido junto con la economía del país en los últimos años.

Sobre el papel, las fuerzas armadas venezolanas cuentan con más de 120,000 hombres entre sus filas y poseen unos 600 vehículos blindados y 200 tanques de combate, la mitad de los cuales son T-72 de la era soviética. También dispone de 100 aviones de combate y decenas de helicópteros.

Pero oficiales venezolanos, en activo y retirados, dijeron al Miami Herald que las cuatro ramas militares del país se han visto diezmadas en los últimos años por deserciones masivas. El Ministerio de Defensa se ha visto inundado por una ola de solicitudes de renuncia de más de una cuarta parte de su núcleo de oficiales, que son constantemente rechazadas o puestas en espera.

“Hemos tenido informes de unidades de nivel de batallón que se han reducido a unos 95 hombres”, aproximadamente una quinta parte de su tamaño normal, “porque no tienen a nadie para ocupar esas plazas”, dijo un mayor venezolano retirado. “La capacidad operativa real del ejército es poco más de un tercio”.

Oficiales consultados dijeron que no han visto ninguna evidencia de una acumulación militar venezolana a lo largo de la frontera, aparte de una rotación estacional de personal.

Aunque no es un fenómeno nuevo, las deserciones masivas han aumentado durante los últimos tres años en medio del rápido deterioro de las condiciones de vida de los oficiales y las tropas profesionales, cuyos salarios están entre los más bajos del hemisferio. El creciente descontento entre los uniformados ha obligado a los altos mandos a conceder a las tropas tiempo libre personal de sus obligaciones para que puedan conseguir segundos empleos con los cuales llegar a fin de mes.

Y una espiral económica, que ha visto caer el Producto Interno Bruto de Venezuela en 75%, también ha perjudicado gravemente el estado operativo del equipamiento militar del país. La Fuerza Aérea, por ejemplo, se ha visto obligada a inmovilizar gran parte de su flota por falta de mantenimiento y piezas.

En algunos casos, los aviones de combate pueden volar, pero les faltan misiles, o llevan bombas con la esperanza de vida caducada, dijo Figuera.

Incluso si Maduro reuniera los hombres y el equipo, una incursión venezolana en la región del Esequibo tendría que atravesar espesas selvas y pantanos.

No hay carreteras entre los dos países. Y aunque algunos de los vehículos blindados venezolanos tienen capacidad anfibia, no estarían preparados para atravesar grandes pantanos.

En un hipotético conflicto armado, Venezuela pudiera desplegar su armada –que cuenta con una fragata y lanchas patrulleras– para bloquear Georgetown, la capital de Guyana, y entrar en el cercano río Esequibo, estableciendo una posible cabeza de playa en la orilla occidental, dijo Figuera.

Pero esa cabeza de playa estaría aislada por tierra del lado venezolano y tendría una línea de suministro muy precaria, lo que no daría a las tropas venezolanas otra opción que permanecer cerca de sus barcos.

Las dificultades del terreno y el estado de deterioro del ejército harían muy difícil que Venezuela tomara el control militar de la vasta región que reclama.

Expertos afirman que Caracas pudiera demostrar fuerza con un intento de bloquear Georgetown, o incluso bombardear la capital guyanesa. Pero mantener una presencia militar en el país fronterizo sería un reto mucho más ambicioso.

La promesa de los aliados de Guyana

A pesar de las debilidades de Venezuela, las fuerzas militares de Guyana son mucho más débiles en comparación.

Con una fuerza militar de entre 4,000 y 5,000 efectivos, Guyana se encontraría en desventaja. En Georgetown, los oficiales se preocupan no solo por una incursión física, sino también por un ataque aéreo a su cuartel militar o un ciberataque que pudiera interrumpir las comunicaciones.

“No hay forma de que Guyana pueda tener una respuesta, ni siquiera como disuasión”, dijo Ivelaw Lloyd Griffith, experto en seguridad regional nacido en Guyana.

Guyana, dijo Griffith, tendría que depender “de aliados, amigos y partidarios, diplomática y militarmente”.

Un ataque venezolano contra Guyana activaría el Artículo 4 del Sistema de Seguridad Regional, un acuerdo de seguridad internacional entre algunas naciones caribeñas al que Guyana se adhirió el año pasado, convirtiéndose en su octavo miembro. Esa estipulación establece que un ataque armado contra un miembro por parte de un tercer Estado “es un ataque armado contra todos” y desencadenaría una respuesta militar colectiva.

Pero Griffith dijo que las fuerzas de seguridad que forman parte de la alianza militar, formada originalmente a finales de la década de 1970 y principios de la de 1980, “son muy pequeñas”.

Ni siquiera Trinidad y Tobago, con las fuerzas militares más grandes de la región con 10,000 efectivos alistados, sería de mucha ayuda.

Guyana también es miembro de la comunidad caribeña de 15 miembros conocida como Caricom. Pero “los recursos militares de Caricom no son rivales para Venezuela”, dijo Anthony Bryan, cofundador del Consorcio de Políticas del Caribe y ex director del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad de las Indias Occidentales en Trinidad.

“Desde el punto de vista logístico, sería difícil que acudieran en ayuda de Guyana, salvo en una posición de apoyo”, dijo Bryan.

Queda Estados Unidos.

Las amenazas de Maduro se producen cuando las relaciones entre Guyana y Estados Unidos se han fortalecido, en particular bajo el actual presidente guyanés, Ifraan Ali. Con la amenaza de Maduro pendiendo sobre el país, el vicepresidente Bharrat Jagdeo, que fue presidente de 1999 a 2011, viajó recientemente a Washington en busca de una cooperación militar más fuerte.

Washington ha aumentado la cooperación en materia de seguridad con el país tras años de mantenerlo a distancia debido a la preocupación por la corrupción en sus fuerzas de seguridad.

La ayuda militar estadounidense a Georgetown adopta diversas formas, como el apoyo en materia de inteligencia. También se realizan ejercicios de entrenamiento militar, como las operaciones Tradewinds que se llevaron a cabo recientemente en el país con la participación de unas 20 naciones aliadas de la región.

“Guyana no dispone de capacidades de inteligencia propias, por lo que necesita la ayuda de Estados Unidos y otros socios”, declaró Griffith.

El país también ha empezado a reforzar sus recursos militares, comprando material a Estados Unidos e India. Pero se necesita más, dijo Griffith, que señala que a pesar de su gran costa atlántica, Guyana no tiene un buque naval importante.

“Así que la colaboración, la cooperación y la asistencia han existido y deben seguir existiendo”, dijo.

En un comunicado, el Comando Sur de Estados Unidos dijo que el Pentágono “tiene una fuerte relación de defensa con las Fuerzas de Defensa de Guyana”.

“La duradera asociación del Comando Sur de Estados Unidos con las Fuerzas de Defensa de Guyana es importante y muy valorada”, añade el comunicado, “y estamos firmemente comprometidos a ampliarla y fortalecerla de manera que sea mutuamente beneficiosa para nuestros países y nuestros pueblos” (Ana Claudia Chacin reportera de datos del Miami Herald, contribuyó a este artículo).

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