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Anagnórisis/ Por: Ezequiel Aranguren

Lo define Aristóteles como el momento de la tragedia en que un personaje tiene una revelación del alcance de sus actos. Pedir al Gobierno nacional que tome conciencia sobre nuestra tragedia es como pedir peras al olmo, así como también, pedir a quienes han gobernado a éste país que haga lo propio, sería en vano, algunos ya fallecidos,  no lo reconocieron en vida. Entonces, vamos a señalar algunos microscópicos orígenes de la tragedia venezolana.

Nos señala Miguel Rodríguez, “A partir de 1981 comienza la fuga de capitales más grande del país. El gobierno vende los dólares a 4,30 y las familias más ricas compran todos esos dólares baratos y se los llevan del país, eran más de 30 billones de bolívares. Todos esos dólares se convirtieron en cero. A valores de hoy son 15 billones de dólares. Fue la transferencia masiva más grande a favor de los ricos. Eso continúa en los primeros dos años de Lusinchi quién dejó la botija vacía, recuerdan aquella frase, me engañó la banca”.

En 2006 Chávez aprobó 300 MM$ para recuperar la refinería de gasolina de Cienfuegos. Luego aportó 4MM$  más para su ampliación. En 2017 el gobierno cubano decide nacionalizar dicha refinería y Venezuela pierde esa inversión. Luego se pierde el 49% de la refinería de Santo Domingo al igual que la inversión en la refinería de Jamaica. Dichas inversiones pudieron haber ido a nuestras refinerías, Paraguaná que produce un millón de barriles de gasolina, o la del Palito, o, Guaraguao.

He allí el origen de nuestra tragedia de las súper colas de gasolina, ¿tendrán los próceres chavistas alguna revelación de sus actos? Hoy Monómeros es declarado en quiebra, el “Gobierno Interino” cuyo presidente es Juan Guaidó administraba ésta empresa de capital colombo-venezolano, la ha sido sometida a escándalos de corrupción. Fue Calderón Berti siendo embajador del gobierno interino de Venezuela en Colombia,  quien destapó la olla y hubo de renunciar. ¿Será capaz  Juan Guaidó de reconocer el alcance de los actos que comprometen seriamente a su gobierno? Citgo, otra empresa venezolana distribuidora de gasolina en EEUU y cuyo capital accionario fue comprometido por el gobierno de Maduro. Las empresas básicas del Estado en franca ruina. La entrega de 112.000 Km2 de territorio venezolano a empresas transnacionales en  el Arco Minero del Orinoco, hoy responsable del mayor ecocidio de nuestra América y qué decir de un país que marca record en pobreza general y pobreza extrema.

¿Será que el madurismo reconocerá su responsabilidad en la tragedia venezolana? Nuestra tragedia es de tales dimensiones que pudiera considerarse como una suerte de Leviatán cuya fuerza monstruosa está compuesta por hombres que se han reunido y se han reconocido mutuamente como miembros de una unidad superior.

Uno de esos miembros, por cierto, es el actual gobernador de Carabobo quien enterró a sus vampiros olvidándose de uno que clavó en una montaña de Valencia, también guardó su camisa roja, no así el cariño y admiración que siente por su mentor.

Con pasmosa tranquilidad se sienta en su trono a gobernar después de tres años de desaparecido. Lanza a sus esclavos asalariados a cortar el monte, pintar las esquinas y colocar luces para “modernizar”  la ciudad, mientras en los sectores populares se aplica el darwinismo posmoderno. No tengo duda que el señor gobernador es inteligente y se vale de ello para regar el maíz en el norte de la ciudad en la seguridad de que más de una gallina comprará sus payasadas. Qué bueno sería que hubiese elecciones a gobernadores todos los años, pues así nuestras ciudades serían una joya del primer mundo. Por algo Amartya Sen, centra su atención en el ser humano.

“El desarrollo, dice, exige la eliminación de las principales fuentes de privación de la libertad, la pobreza y la tiranía, el abandono en que pueden encontrarse los servicios públicos; las privaciones sociales sistemáticas; la intolerancia o el exceso de intervención de los estados represivos”. ¡Usted, Sr. gobernador de Carabobo  es el representante del desastre! No se venda como el Santo Niño de Atoche, como decía Luis Herrera. Siga a Aristóteles y aplique su propia anagnórisis,  aunque sea en solitario y con un habano.  

Tag(s) : #Opinión, #Anagnórisis, #GobiernoNacional, #NicolásMaduro, #Citgo, #Monómeros, #JuanGuaidó, #GobiernodeCarabobo
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